El ser humano vive de acuerdo al medio social y natural en el que ha nacido, desarrolla su capacidad creativa tomando del mundo circundante los elementos para ajustarlo a sus necesidades y aspiraciones futuras.
Podemos decir que la capacidad de prevenir el futuro es lo que lo distingue del resto de los animales. Esta capacidad es la que lo lleva a crear defensas y protegerse de posibles agresiones que el exterior pueda ejercer sobre su comunidad.
En esa puesta en marcha de su previsibilidad ejecuta acciones que no siempre están de acuerdo con la naturaleza, si bien puede imitar las formas de la misma, los efectos que devienen luego se contraponen con la esencia misma humana. Asi nos encontramos en un mundo tecnificado a tal punto que olvidamos muchas veces la esencia y nos quedamos tan solo mirando los efectos.
La naturaleza nos devuelve el espejo para observarnos, para volver a reconocer nuestros rasgos sin que ello haga mella en la trama sofisticada del pensamiento.
Caminar una tarde de sol entre los árboles pisando caminos de tierra nos devuelve la sensación de pertenecer a un universo maravilloso y entero, es como si nada estuviera completo si no estuviéramos allí para sentirlo, y la naturaleza no estaría completa si no caminásemos con ella.
El ritmo de vida nos lleva a vivir en ciudades con porciones de cielo, con pedacitos de aire limpio, con retazos de hojas verdes y nos acostumbramos tanto que parecería que la naturaleza nuestra fuese solo ese fragmento, más no es así. Eso lo saben bien los niños que cuando tienen oportunidad de vivir un día bajo el sol, en la playa o en la montaña, crecen mejor en esos días, son más saludables, son más fuertes y sonríen abiertamente.
Tambien un adulto cuando pasa sus vacaciones al aire libre logra reestablecer su buen humor, claro solo si se atreve a dejar su rutina de trabajo diario y su ritmo anterior, sino es así, si no deja atrás su vida de artificio, vivirá sus vacaciones bloqueado siempre. Pero, no es culpa de esa persona, es simplemente que no sabe cómo hacer para fluir con toda la maravilla que corre descaradamente entre las estrellas y el aire libre, se trata nada más que sacarse la ropa de trabajo y dejar por un tiempito el rol.
Cuando sale el sol por las mañanas, cuando sale después de una tormenta, cuando el viento sopla y la tierra mojada se seca entre fragancias de hojas verdes y ramas en flor, el mundo respira, el universo entero respira y vive. Vive de verdad, sin falsas razones para no hacerlo.
Hay gente que pasa su vida entre cuartos propios y ajenos, entre paredes y túneles, entre bloqueos mentales y negaciones sistemáticas. Gente que pasa por el mundo sin haberse dado a ser uno con lo maravilloso, con el milagro radiante que emerge del cosmos. Gente que se muere sin haber vivido. Entonces, es importante encontrar la razón que se muestra abiertamente en todo el mundo natural, la razón de la existencia. Hay una razón para vivir, hay una importancia mucho más grande en un ser que vive y camina por estos suelos, porque la vida se manifiesta milagrosamente en cada uno de sus seres.... tambien en cada ser humano.
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